El Siglo de las Luces nos habla de la Revolución Francesa situada en las Antillas. Así, se desarrolla la evolución ideológica de estos dos personajes y de Víctor Hugues, un comerciante portador de ideas revolucionarias a las islas.
Sofía, hija de un comerciante de la ciudad de La Habana, es una adolescente educada por monjas y lecturas edificantes. Cuando muere su padre, considerado como hombre ejemplar, Sofía, Carlos (su hermano mayor) y su enfermizo primo Esteban, conocen a un joven comerciante de Port-au-Prince, Víctor Hugues, de origen francés. Es un hombre de mucha energía e ideas avanzadas que pronto se hace amigo de los huérfanos. Primero, arregla su casa, y más tarde, ayuda a los jóvenes para que las ideas de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad, se alberguen en sus mentes.
Aunque, al principio Sofía sentía una cierta aversión a los hombres de color ya que tiene los prejuicios naturales dados por su alto nivel social, como por ejemplo, cuando Víctor lleva a un médico mulato, el Doctor Ogé, para curar al asmático Esteban, y esta dice: “Pero…¡es un negro!”, a lo que Víctor contesta: “Todos los hombres son iguales”. Lo cierto es que al final de la historia demuestra haber superado completamente este prejuicio. De esta manera empieza poco a poco el esfuerzo por la liberación. Se atreve a reconocer ante sí misma que nunca ha querido a su padre: “Estoy cansada de Dios; cansada de las monjas; cansada de tutores y albaceas… etc.).
Inmediatamente, la historia presenta a una Sofía serena y pragmática: cuando viene Ogé con la noticia de que empieza la cacería de los masones a los que Víctor y él pertenecen, decide rápidamente lo que hay que hacer. Y así, pasan los días escondidos en la finca de la familia, hablando sobre la Revolución, tema que empieza a apasionar a Sofía, aunque a ella le interesen más bien los asuntos concretos y no generales, como la condición de la mujer y la educación de los niños. Sofía, que ya se sentía una mujer, empezó a sentir una cierta atracción por Víctor, aunque cuando él se le acerca lo rechaza, durante el viaje a Port-au-prince, en el barco, se entrega a él.
Sofía no llega con los demás al destino fijado ya que hay un tumulto en Port-au-Prince. Víctor pierde ahí todos sus bienes, y viaja a Europa en compañía de Esteban. Ahora, nos adentramos en el mundo político de la revolución. Bajo la mirada de Esteban, testigo de los cambios que se dan en el carácter de Víctor cuando sube al poder en función de Comisario Revolucionario, llena de desaprobación y asco, observamos a Víctor y el desarrollo de la Revolución, esta, pero, llena de contradicciones. Esteban, al regresar del viaje de Cayena a Paramaribo, y volver a la casa familiar, encuentra la casa ordenada, el cuadro del padre otra vez en la pared y a Sofía casada con un hombre de muy buena familia y mucha capacidad. Él logró levantar el negocio familiar, y ahora son ricos. Así, Esteban, atemorizado, pensó que Sofía se había reinstalado en el mundo de los comerciantes, al lado de su marido. Y así era en parte. Sofía se presentó siempre como mujer ejemplar, e hizo grandes esfuerzos por salvar a Jorge cuando estaba preso de una gravísima enfermedad. Pero, en secreto, estaba haciendo sus maletas, llenándolas de las más y mejores ropas. Ahora, Sofía, aparece como un personaje misterioso, de doble vida, que Esteban no es capaz de comprender.
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